La importancia del sueño

El sueño es imprescindible para la vida, para la recuperación de las funciones fisiológicas y para el aprendizaje y la concentración. La falta de sueño en los niños/as dificulta el proceso de aprendizaje continuo en el que están inmersos. También es una de las primeras rutinas que nuestro hijo/a tiene que aprender.
Aproximadamente el 30% de los niños/as sufren algún problema a la hora de dormir. Entre las patologías del sueño destacan el insomnio, el sonambulismo, los terrores nocturnos y las pesadillas.
1.- El sueño es una función vital para el desarrollo de la vida. Contribuye a la maduración neurológica del recién nacido y del niño/a, así como a la reposición de la energía física y psíquica, muy importantes para el aprendizaje y la memoria. Uno de los valores principales del sueño es el de restaurar el equilibrio natural entre los centros neuronales.
2.- Igual que ocurrre con la alimentación, la falta de sueño influye decisivamente en la realización de las tareas de aprendizaje de los niños/as. Disminuye la concentración, la atención y la asimilación de los nuevos aprendizajes, así como su recuerdo. Si un niño/a no descansa de forma conveniente, no estará en condiciones óptimas para un correcto rendimiento escolar.
3.- Para conseguir que el sueño sea un tiempo de descanso óptimo, los padres deben enseñar a sus hijos/as a dormir desde pequeños. Así también se reducen las probabilidades de que los niños/as sufran alteraciones del sueño, como el insomnio.
4.- Junto con la alimentación, el sueño es uno de los primeros hábitos que el niño/a aprende, y los padres deben ayudarle en el proceso de aprendizaje. Un niño/a no puede dormir con sus padres hasta que decida que quiere hacerlo solo/a. Debe ir ganando autonomía poco a poco, y si los padres le enseñan a dormir sólo/a desde pequeño/a, evitarán que el sueño se convierta en un quebradero de cabeza y una fuente de preocupaciones.
5.- Enseñar al niño/a a dormir sólo/a es enseñarle a enfrentarse a los problemas y a solucionarlos, es potenciar su confianza en sí mismo y su independencia, aspectos clave en nuestra sociedad. La forma en la que se trata al niño/a desde que nace influye decisivamente en su comportamiento de adulto.

Y ¿qué es dormir bien? Pues podemos decir que dormimos bien cuando:
- Dormimos un número de horas suficiente para afrontar el día de forma satisfactoria
- Cuando nos sentimos descansados por la mañana.
- Cuando no nos levantamos durante el sueño.
- Cuando no nos despertamos sin causa aparente.
- Y cuando no tenemos pesadillas recurrentes.

Podemos asegurar que aproximadamente el 30% de los niños/as sufren alteraciones o problemas del sueño. El dato es preocupante: 3 de cada 10 niños tienen dificultades para conciliar o mantener el sueño, lo que perjudica su desarrollo neurocognitivo. En la mayoría de los casos, cerca del 98%, los problemas del sueño se deben a una falta de hábitos o a que se practican de forma incorrecta. La instauración o la reeducación del hábito de dormir solucionaría el problema.

Desde EDUCADORA A DOMICILIO, aconsejamos que no se le quite importancia a los problemas de sueño que pueda presentar el niño/a, suelen ser síntomas de otros problemas. Acudan a su pediatra o a expertos que puedan ayudarle a conocer las causas y proponerles alguna solución.