Cómo dar órdenes.
22.11.2013 21:10
A la hora de recordar una norma será necesario dar una orden. Obviamente, el objetivo de todos los padres y madres es que sus hijos e hijas les obedezcan. Pero no tenemos porqué nacer sabiendo dar órdenes; podemos aprender, igual que los peques aprenden a obedecer. Existen una serie de actitudes que aumentan las probabilidades de éxito cuando queramos que nos atiendan.
- Debemos estar absolutamente seguros y convencidos de que tiene que cumplir lo que le pedimos.
- Pensemos antes qué haremos en caso de que el/la menor no obedezca. Hay que estar convencidos de que cumpliremos las consecuencias sin titubeos.
Una vez explicada la norma, se traduce en órdenes. Para dar una orden de forma eficaz hay que transmitir seguridad, estar convencidos de que lo que pedimos debe cumplirse, porque de eso dependerá en gran medida que el/la menor nos obedezca o no.
Cuando hablamos de mantener una actitud firme y segura nos referimos no sólo a lo verbal (el contenido), sino también a lo que transmitimos con el resto del cuerpo: gestos, tono de voz, posición del cuerpo; es decir, todo lo que compone la comunicación no verbal. Los gestos tienen que ayudarnos a apoyar el mensaje verbal; ante cualquier contradicción, primarán frente al pequeño/a.
Por supuesto, no todo el mundo domina el aspecto gestual, pero podemos aprender, porque los niños/as se fían más de lo que captan en el conjunto de la comunicación no verbal que del lenguaje hablado, que, a veces, no comprenden.
Lo primero será entrenar gestos que transmitan seguridad, firmeza y autoridad. Es probable que si el gesto no es espontáneo, el padre o madre se sienten forzados, pero en cuanto comprobemos la eficacia de la nueva habilidad, empezará a usarlo sin darse cuenta. Los mayores al igual que los pequeños somo capaces de incorporar herramientas nuevas a nuestro repertorio.
Estar convencido/a a veces no es suficiente. Lo mejor es ensayar ante el espejo, así seremos capaces de comprobar si nuestra actitud es creible y si es la adecuada para empezar.
Debemos tener en cuenta:
1.- Buscar el contacto visual antes de hablar: si nos mira es más fácil que nos atienda.
2.- Debemos centrar la atención en los gestos de nuestro rostro, a veces movemos demasiado las manos y eso hace perder la atención.
3.- Los brazos en jarra y las piernas semiabiertas ayudan a expresar determinación en lo que estemos pidiendo.
4.- Un carraspeo consciente o una negativa con la cabeza puede advertir al niño/a de nuestra disconformidad con lo que está haciendo sin necesidad de decírselo.
5.- Las manos unidas detrás de la espalda, junto con la cabeza y la barbilla levantadas, imprimen un carácter de autoridad.
6.- Hay que respetar el espacio personal (al menos medio metro). No debemos echarnos encima si no queremos parecer agresivos.
Unas consideraciones para que nos escuche podrían ser:
1.- No gritarles desde la otra punta de la casa. Acercárse, ponerse a su altura, echarse un poco hacia delante, utilizar el dedo para que fije la mirada y entonces contarle lo que tiene que hacer.
2.- Si no consigue que nos mire, podemos utilizar el espacio de los brazos para marcar un círculo imaginario entre nosotros, agarrarle sin hacer fuerza pero con decisión, cogerle de la barbilla y girarle la cara hasta establecer contacto visual. En ese momento durante unos segundos, estará atento a lo que le decimos.
En cuanto a la voz, podemos grabarnos dando una orden y comprobar que:
- El volumen sube un poco más del que utilizamos normalmente.
- Expresamos la orden hablando un poco más lento de lo normal.
- Somos claros, nos referimos sólo a la orden, olvidamos las coletillas, rodeos o justificaciones, no estamos más de un minuto, ser concretos.
- No titubeamos, deberíamos habernos puesto de acuerdo con nuestra pareja y haber contado al o la menor las consecuencias de no realizar lo que le pedimos.
Para finalizar, recordaros que no hay que tener miedo a decir que no. Debemos temer más las consecuencias de no haberlo hecho a su debido tiempo.
EDUCADORA A DOMICILIO
- Debemos estar absolutamente seguros y convencidos de que tiene que cumplir lo que le pedimos.
- Pensemos antes qué haremos en caso de que el/la menor no obedezca. Hay que estar convencidos de que cumpliremos las consecuencias sin titubeos.
Una vez explicada la norma, se traduce en órdenes. Para dar una orden de forma eficaz hay que transmitir seguridad, estar convencidos de que lo que pedimos debe cumplirse, porque de eso dependerá en gran medida que el/la menor nos obedezca o no.
Cuando hablamos de mantener una actitud firme y segura nos referimos no sólo a lo verbal (el contenido), sino también a lo que transmitimos con el resto del cuerpo: gestos, tono de voz, posición del cuerpo; es decir, todo lo que compone la comunicación no verbal. Los gestos tienen que ayudarnos a apoyar el mensaje verbal; ante cualquier contradicción, primarán frente al pequeño/a.
Por supuesto, no todo el mundo domina el aspecto gestual, pero podemos aprender, porque los niños/as se fían más de lo que captan en el conjunto de la comunicación no verbal que del lenguaje hablado, que, a veces, no comprenden.
Lo primero será entrenar gestos que transmitan seguridad, firmeza y autoridad. Es probable que si el gesto no es espontáneo, el padre o madre se sienten forzados, pero en cuanto comprobemos la eficacia de la nueva habilidad, empezará a usarlo sin darse cuenta. Los mayores al igual que los pequeños somo capaces de incorporar herramientas nuevas a nuestro repertorio.
Estar convencido/a a veces no es suficiente. Lo mejor es ensayar ante el espejo, así seremos capaces de comprobar si nuestra actitud es creible y si es la adecuada para empezar.
Debemos tener en cuenta:
1.- Buscar el contacto visual antes de hablar: si nos mira es más fácil que nos atienda.
2.- Debemos centrar la atención en los gestos de nuestro rostro, a veces movemos demasiado las manos y eso hace perder la atención.
3.- Los brazos en jarra y las piernas semiabiertas ayudan a expresar determinación en lo que estemos pidiendo.
4.- Un carraspeo consciente o una negativa con la cabeza puede advertir al niño/a de nuestra disconformidad con lo que está haciendo sin necesidad de decírselo.
5.- Las manos unidas detrás de la espalda, junto con la cabeza y la barbilla levantadas, imprimen un carácter de autoridad.
6.- Hay que respetar el espacio personal (al menos medio metro). No debemos echarnos encima si no queremos parecer agresivos.
Unas consideraciones para que nos escuche podrían ser:
1.- No gritarles desde la otra punta de la casa. Acercárse, ponerse a su altura, echarse un poco hacia delante, utilizar el dedo para que fije la mirada y entonces contarle lo que tiene que hacer.
2.- Si no consigue que nos mire, podemos utilizar el espacio de los brazos para marcar un círculo imaginario entre nosotros, agarrarle sin hacer fuerza pero con decisión, cogerle de la barbilla y girarle la cara hasta establecer contacto visual. En ese momento durante unos segundos, estará atento a lo que le decimos.
En cuanto a la voz, podemos grabarnos dando una orden y comprobar que:
- El volumen sube un poco más del que utilizamos normalmente.
- Expresamos la orden hablando un poco más lento de lo normal.
- Somos claros, nos referimos sólo a la orden, olvidamos las coletillas, rodeos o justificaciones, no estamos más de un minuto, ser concretos.
- No titubeamos, deberíamos habernos puesto de acuerdo con nuestra pareja y haber contado al o la menor las consecuencias de no realizar lo que le pedimos.
Para finalizar, recordaros que no hay que tener miedo a decir que no. Debemos temer más las consecuencias de no haberlo hecho a su debido tiempo.
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