La comunicación. Estilos. Las habilidades sociales y su aplicación por parte del educador.

04.12.2013 16:36

Se entiende por comunicación el hecho que un determinado mensaje originado en el punto A llegue a otro punto determinado B, distante del anterior en el espacio o en el tiempo. La comunicación implica la transmisión de una determinada información. La información como la comunicación supone un proceso; los elementos que aparecen en el mismo son: Código, Canal Emisor, Receptor, Mensaje y Contexto situacional.

La consideración del contexto situacional del mensaje es siempre necesario para su adecuada descodificación.

Desde que nacemos, todos mostramos una tendencia hacia la expresividad o hacia la introversión. Más tarde, la educación que recibimos hace que esa tendencia natural se haga más o menos fuerte. En la educación de nuestros hijos sobre su forma de relacionarse influimos decisivamente los padres pues somos sus modelos a imitar.

Existen distintos estilos de relación pero, a grandes rasgos, se pueden agrupar en tres modelos:

•Estilo agresivo: Se caracteriza porque expresamos pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera inapropiada: amenazante, sin respetar al otro, o imponiendo nuestro criterio.

•Estilo pasivo: Se caracteriza porque no somos capaces de expresar abiertamente sentimientos, pensamientos y opiniones o lo hacemos con falta de confianza.

•Estilo asertivo: Este estilo implica respeto hacia uno mismo, al expresar nuestras necesidades y defender nuestros derechos así como respeto hacia los derechos y necesidades de los demás.

Para las personas, ser escuchadas significa "ser", porque así tenemos la experiencia de ser tenido en cuenta, de ser aceptados tal como somos, de ser respetados y queridos y eso nos mueve a vivir siendo nosotros mismos. En la vida cotidiana nos podemos encontrar con distintas formas de escucha:

• La escucha pasiva, que se caracteriza por una actitud de indiferencia. Supone un menosprecio hacia la persona que habla. En esta escucha pasiva, la comunicación es pobre y genera muy poco bienestar a los interlocutores, pues el sentimiento que acaba imponiéndose en el que habla es de frustración e insatisfacción, al tiempo que el que escucha transmite desinterés.

• La escucha activa o emocional que podríamos definir como un "silencio cálido" permite a la persona mostrarse tal cual es, abrirse y mostrar sus sentimientos, pensamientos, etc.
La escucha activa nos permite centrarnos en lo que nos comunica la otra persona, tanto en el contenido como en los sentimientos y necesidades que expresa.

Las habilidades sociales son conductas y destrezas necesarias para la interacción social. Por tanto van a facilitar la relación con los otros, la reinvidicación de los propios derechos sin negar los derechos de los demás, la comunicación emocional y la resolución de problemas, además van a reducir la ansiedad en situaciones difíciles o novedosas.

Las habilidades sociales se aplican a:

1.- capacidad para tomar decisiones

2.- Asertividad

3.- capacidad de comunicarse de manera efectiva

4.- Autoestima

5.- Habilidad para manejar las propias emociones

Para lograr lo expuesto anteriormente, influyen diversos factores: las necesidades y posibilidades personales y comunitarias de las personas con las que se interviene, las necesidades y posibilidades de los educadores, la adecuación del proyecto educativo a dichas necesidades y posibilidades, las condiciones laborales de los educadores, las experiencias previas de los educandos, el sistema de normas del centro educativo, la edad de los educadores y de los educandos... Pero existen factores cuyo manejo sí está al alcance del educador que son aquellos que inciden en la mejora de los propios recursos personales y educativos ( formación, implicación en el trabajo de equipo, información acerca de la situación de los educandos...). Entre ellos hay uno que se convierte en la única herramienta que tenemos a mano: el estilo de relación o de comunicación del educador (el modo de dirigirnos a las personas, la manera de afrontar los conflictos...).  

La asertividad es un modo de afrontar determinadas situaciones que varía en función de las mismas y de la opción de las personas. El estilo de interacción y la capacidad para relacionarse se aprenden, se pueden identificar sus diferentes aspectos, son cambiantes y optimizables.

Pasamos ahora a la asertividad como actitud en la relación de ayuda. Comunicarse asertivamente y ayudar a desarrollar un estilo de interacción asertivo son ingredientes indisolubles de la acción del educador social.  

El desarrollo de la asertividad como recurso del educador en la relación de ayuda o como estilo de relación de cualquier persona supone tres líneas de trabajo complementarias:  

-         En lo cognitivo, ayuda  a desenmascarar y eliminar ideas irracionales acerca de las relaciones sociales y a construir un sistema de pensamiento basado en los llamados “derechos asertivos”.

-         En lo emocional, ayuda a reconocer y manejar las propias emociones, mediante estrategias de autocontrol emocional.

-         En  lo comportamental, ayuda a comunicarse de modo socialmente efectivo mediante el desarrollo de habilidades de interacción o de comunicación denominadas “ habilidades sociales” (expresión comportamental de una actitud asertiva).  

Pensar y ayudar a pensar asertivamente:  

Pensar asertivamente y ayudar a hacerlo además de esto supone construir y ayudar a construir un modo de pensar que favorezca la interacción entre los propios derechos y los ajenos (derechos asertivos).

El equilibrio entre libertad y responsabilidad es la clave de esta propuesta. Sólo desde la aceptación del derecho a equivocarse le podremos ayudar a responsabilizarse del ejercicio de esos derechos, a valorar y a elegir aquello que más beneficie a las personas con las que trabajamos.  

El objetivo último de la relación de ayuda no es lograr a toda costa que la persona haga determinadas cosas que son de utilidad desde el punto de vista del educador. Lo que el educador busca es  que la persona desarrolle su capacidad para valorar y optar por aquello que le ayuda de verdad.  

Sentir y ayudar a sentir asertivamente  

Un educador que quiera convertir sus relacione educativas en verdaderas relaciones de ayuda ha de manejar cuidadosamente sus propias emociones, expresarlas cuando sea pertinente y hacerlo de modo adecuado. Con ello estará ofreciendo un modelo que realmente ayudará al crecimiento emocional de los educandos.  

Comunicarse y ayudar a comunicarse asertivamente  

            La asertividad se expresa en un estilo de comunicación cuyas características se pueden identificar y aprender.

            Se trata de conocer y cambiar determinados errores que cometemos a la hora de comunicarnos. Estos modos erróneos de comunicación se pueden cambiar o mejorar con las mismas estrategias.

            El modelado y la práctica son pues, las metodologías habituales de los programas de habilidades sociales. Su contenido va desde el desarrollo de habilidades básicas hasta la mejora de la capacidad para afrontar situaciones educativas.

            Todas estas habilidades son fundamentales para ayudar a otras personas desde la relación interpersonal. Garantizar su aprendizaje es una tarea muy importante en la formación del educador por dos motivos:

1.- La práctica de la educación social exige afrontar situaciones para las que ese aprendizaje natural no nos ha preparado por lo que el educador debe tener una preparación especial para la comunicación asertiva.

2.- Es frecuente que los que quieren ayudar a mejorar los modos de pensar, sentir y comunicarse a personas propongan programas de habilidades sociales. En este caso es básico que el educador tenga una sólida formación al respecto.

Las habilidades sociales son una necesidad técnica. El educador debe conocer y manejar adecuadamente su modo de pensar, sentir y comunicarse, herramientas clave para una relación de ayuda valiosa y cualificada.