Desórdenes del sueño
La asociación americana de desórdenes del sueño divide los trastornos del sueño en disomnias y parasomnias.
Las disomnias afectan a la cantidad, calidad o duración del sueño. Son el insomnio, la hipersomnia, la narcolepsia, la apnea del sueño y los trastornos del ritmo circadiano.
Las parasomnias son alteraciones que ocurren durante el sueño o durante la transición del sueño a la vigilia. Son habituales en los niños/as, ya que muchas de ellas forman parte del desarrollo normal aunque en algunos casos se hacen crónicas y se convierten en trastornos. Son las pesadillas, los terrores nocturnos, el sonambulismo, el bruxismo y la somniloquia.
Profundizaremos en las más frecuentes.
INSOMNIO
Es un trastorno que se caracteriza por la dificultad del niño/a para dormirse solo/a, los despertares frecuentes por la noche con dificultad para conciliar el sueño de nuevo sin ayuda, el sueño superficial y la disminución de su duración.
Existen dos causas fundamentales: los malos hábitos y los problemas psicológicos debidos a acontecimientos como un cambio de casa, un hermano nuevo, o un viaje. El 98% se debe a malos hábitos. Un menor de un año que no sea capaz de dormir sin interrupciones durante toda la noche debe ser reeducado o estimulado para conseguirlo. Hay que enseñar al menor a dormir por sus propios medios.
Se puede hablar de insomnio infantil por malos hábitos si entre los 6 meses y los cinco años el niño/a no es capaz de:
- Acostarse sin llorar
- Conciliar el sueño por sí mismo
- Dormir entre 8 y 10 horas seguidas
- Hacerlo en su habitación y practicamente a oscuras.
Estos datos no deben asustar a nadie. Quien crea que su hijo/a sufre insomnio debe buscar ayuda: pensar que el problema se solucionará por sí sólo es un error que puede dificultar el tratamiento y la solución.
PESADILLAS
Junto a los terrores nocturnos, son las más frecuentes. Alrededor de un 25% las sufren. Son sueños angustiosos que despiertan al niño/a, el cual se muestra asustado pero orientado, y algo activo en el área motora. Cuando acuden los padres, es capaz de hacer un relato coherente de la pesadilla.
Se producen en el sueño REM, en la segunda mitad de la noche. Suelen aparecer a partir de los 2 o 3 años de edad. Generalmente están relacionadas con fenómenos que provocan inquietud en el niño/a, duran unas semanas y disminuyen a medida que aminora o desaparece el fenómeno causante de la ansiedad. Ver escenas dramáticas en la televisión también puede crear pesadillas.
Si se produce con mucha frecuencia, en especial si el niño/a tiene 7 años o más, es conveniente consultar con un especialista y realizar un análisis exhaustivo.
Algunas recomendaciones para reducir la reincidencia de las pesadillas o evitar que aparezcan pueden ser:
1.- Conocer las preocupaciones del niño y ayudar a resolverlas
2.- Evitar que el niño/a se exponga a estímulos ansiosos antes de dormir.
3.- Cuando un niño/a se despierta por una pesadilla, hay que acudir a tranquilizarlo/a y, después, salir de su habitación para permitir que vuelva a dormirse sólo.
TERRORES NOCTURNOS
Es fácil confundir éstos con las pesadillas, pero las diferencias entre ambos trastornos son significativas.
Los terrores nocturnos se caracterizan por gritos, movimientos bruscos, sudoración y taquicardia. En la mayoria de los casos, el niño/a se incorpora y, aunque tenga los ojos abiertos, no se encuentra realmente despierto/a. Al cabo de unos instantes se duerme con tranquilidad y al despertar no recuerda el suceso.
Se produce en el sueño no REM normalmente en el primer tercio de la noche. Suelen aparecer en torno a los 2 o 3 años de edad y cesan de modo espontáneo.
Algunas recomendaciones para reducirlos:
- Si está muy cansado/a a la hora de dormirse, pueden aumentar.
- Más probabilidad si el niño/a tienen hábitos inadecuados de sueño.
- Hay que hacer lo posible para que se acuesten tranquilos y sin temores.
- En caso de que lo sufra, se le puede acariciar para calmar y al cabo de unos minutos dormirá con tranquilidad.
- Si se alarga consultar con un especialista.
SONAMBULISMO
Sobre este trastorno se han creado muchos mitos. Partiendo de un sueño profundo, el sonámbulo se incorpora y realiza movimientos complejos, aprendidos y con sentido, como mirar la habitación, sentarse, etc. Suelen tener los ojos entreabiertos y es capaz de responder a preguntas. Si se le despierta, muestra desorientación y no recuerda lo ocurrido.
Se da durante la primera mitad de la noche y no suele durar más de diez minutos. Se da con mayor frecuencia entre los cuatro y los ocho años. Tienden a desaparecer de forma espontánea. Las causas suelen ser hereditarias.
Lo que se puede hacer es tomar precauciones para evitar posibles daños por golpes.
Existen otras alteraciones como la apnea del sueño, la hipersomnia, el bruxismo y la somniloquia. Si queréis más información sobre alguna de ellas podéis preguntar vuestras dudas.
Os dejamos algunas recomendaciones para prevenir los trastornos del sueño:
- Planificar actividades relajantes durante el día, en especial antes de acostarse.
- Evitar que el niño/a vea escenos violentas o de terror, sobre todo antes de dormir.
- Conocer sus preocupaciones y ayudarle a enfrentarse a ellas y a solucionarlas
- Considerar la separación nocturna como algo normal y potenciar la autonomía del niño/a.
- Enseñarle a seguir durmiendo sól cuando se despierte.
- Establecer el hecho de acostarse como una rutina, con su horario y su lugar.
- Conocer sus limitaciones, miedos y ansiedades para poder hacerles frente.
- Marcar los límites adecuados con seguridad, firmeza y cariño: gritar no lleva a nada positivo
- Reconocerle lo bien que duerme y evitar los castigos cuando no lo haga tan bien
- Acompañar y enseñar al niño/a a dormir.