Cómo y cúando solicitar control de esfínteres
Que no cunda el pánico: en situaciones normales todos/as los/as niños/as acaban aprendiendo. Algunos lo hacen antes que otros/as, como también los hay que gatean y andan antes o se muestran más dispuestos a recoger sus juguetes.
Sólo unos padres y madres con una actitud severa u ofensiva, que abusen del castigo, pueden amenazar la autoestima del niño/a, que se verá medido y valorado en fución de si logra usar el inodoro o no. Estas formas de actuar son ineficaces para cualquier aprendizaje. tenemos que olvidarnos de decir frases como: "Eres un/a puerco/a" o "no verás la tele en un mes si vuelves a hacerte pis".
Existe un primer criterio que nunca hay que olvidar: intentar enseñar a un niño/a antes del primer año puede ser fuente de frustraciones para los padres y las madres y para el/a pequeño/a, que no tiene las capacidades neurológicas, fisiológicas ni conductuales necesarias para ello. Lo que para los adultos resulta un gesto automatizado y cotidiano, que no requiere ninguna atención, implica en el/la menor una capacidad compleja que pasa por saber reconocer el impulso de orinar, controlarlo hasta llegar al baño, desvestirse y colocarse en la posición apropiada. Ello supone un gran esfuerzo de aprendizaje que no podemos pedirle antes de tiempo.
En general, aunque hay excepciones, los/as niños/as van controlando esfínteres siguiendo este orden:
1 Control nocturno de la deposición.
2 Control diurno de la deposición.
3 Control diurno de la orina
4 Control nocturno de la orina.
Antes de empezar hay que observar que el niño/a adquiere nuevas capacidades que nos indican que está preparado. Si no es así, podemos favorecer su aparición.
Señales que nos dan los/as niños/as.
Si los siguientes puntos se cumplen, se puede empezar la educación del control de ambos esfínteres:
1.- Le disgusta estar mojado/a y avisa o busca al adulto para que le cambie el pañal; incluso llega a expresar o señalar de algún modo que tiene ganas de orinar o defecar.
2.- Le molesta el uso del pañal y a veces intenta quitárselo.
3.- Interrumpe la actividad que está haciendo y se para o se retira mientras hace pis o defeca en su pañal.
4.- Entiende y cumple órdenes sencillas e imita comportamientos que ve en sus padres/madres, como el cepillado de dientes o el lavado de manos; sabe desvestirse -sobre todo bajarse el pantalón y la ropa interior- y colabora en la tarea de vestirse; protesta porque quiere hacer cosas por sí mismo/a.
5.- Es capaz de permanecer sentado y atento a una tarea -un cuento, un juego, una canción, una conversación- durante unos minutos.
6.- Puede ir rápidamente al baño, sentarse sin perder el equilibrio en el orinal y levantarse sin ayuda.
7.- Permanece varias horas seco; las deposiciones diarias disminuyen a una o dos como mucho.
Todas estas premisas son necesarias para iniciar el control de esfínteres. Si no se dan, habrá que esperar con paciencia hasta que ocurran y aparezcan indicadores de un mayor control. Como ya se ha mencionado, cada niño/a evoluciona a un ritmo distinto.
EDUCADORA A DOMICILIO.
En algunas ocasiones el pequeño o la pequeña puede estar preparado/a, pero los padres y las madres no. Este proceso puede resultar estresante y conviene que los progenitores evalúen previamente cómo van a afrontarlo, porque el éxito tiene mucho que ver con la actitud de los padres y las madres.
Lo más acertado es respetar las normas que resumimos a continuación:
- Tener paciencia.
- Ante los fracasos, la respuesta de los padres y las madres será lo más neutra posible, sin enfados.
- Abandonemos las regañinas, los reproches y las comparaciones con otros/as niños/as.
- Tener un método
- Hablar con el personal de la escuela infantil a la que acude el/la menor.
- Necesitaremos un orinal cómodo que asiente bien, para ello podemos hacer que lo elige él o ella misma para que sea de mayor agrado.
- Tiene que saber subir y bajarse la ropa.
- Tenemos que escoger un día que podamos acompañarlo sin prisas, un día libre, fin de semana, etc.
- El orinal estará en el baño y ese día permitiremos que juegue, que se familiarice con él, con muñecos, etc.
- Tener en cuenta que tendrá accidentes, pero no deben sancionarse. No le daremos importancia, le cambiamos la ropa y le decimos que no se preocupe que tendrá otras oportunidades de utilizar el orinal. Pero hacer un amago para que realice cómo debería de haberlo realizado.
- Valorar los logros que se vayan consiguiendo, pero sin pasarse, podemos premiar con más entusiasmo el primer logro y posteriormente ir espaciando esos halagos y refuerzos, nos estamos basando en el aprendizaje por intervalos intermitentes. (Es la secuencia que siguen las máquinas tragaperras).
Tan importante como aplicar el método es la adquisición de responsabilidades. Está comprobado que si el menor se encarga de desvestirse, poner la ropa sucia para lavar, asearse y ponerse prendas limpias, mejora ostensiblemente el proceso de aprendizaje.